Locura

La sala vacía, la débil luz la ilumina,
una triste canción la envuelve,
el frío acogedor invita a entrar,
una copa vacía en su mano,
su lágrima explota en el suelo,
imagen maldita de aquella esquina
del sediento bebiendo en otra fuente,
mentiras escupidas en su cara
mentiras clavadas en su corazón.
Cobarde realidad de la vacía sala,
cobarde por no ser valiente.
Encarcelada, sin salida,
sola se acerca
y allí, en frente, el traidor
que la mira y sonríe,
la invita a acercarse,
otra lágrima explota en el suelo,
se acerca, ya no hay nadie
está sola en aquella sala,
la música suena,
la bola de cristal gira,
tiene frío,
sus lágrimas se escarchan
en su pálida cara.
Su mente juega con ella,
allá donde mira lo ve,
lo siente, lo huele, lo ama.
Silencio, todo se apaga en aquella sala,
no ve nada, no oye nada,
frío, siente frío.
Quiere salir, no puede.
miedo, siente miedo,
cálido aliento en su nuca,
un grito, sólo queda silencio.

Vieja

No sé que escribir,
las musas me han abandonado
o no las estoy escuchando.
Las diferentes tonalidades de grises
se están oscureciendo
hasta llegar al negro más intenso.
Tengo ganas de nada y de todo,
tengo miedo.
Miedo a que todo siga igual,
miedo a no avanzar,
miedo a aburrirme de esto
miedo a aborrecerme por esto.
No sé que escribir,
mis musas me hablan
pero sólo veo sus labios mover,
no las oigo o no las quiero oír.
Sentada esperando tu llegada,
sentada esperando mi llegada,
sentada desesperada.
Allá lejano lo veo...
Una vieja seca
que nunca ha dado fruto,
que no se ha desvelado por sus crías,
una vieja seca y fría.
Ya no sé lo que escribo, ni lo que digo,
mis musas me han abandonado,
las estoy ignorando.

Sola, contigo y sola

Cuantas veces dije que no lo haría,
cuantas veces dije que no volvería,
pero lo hice y volví.
Quería ser feliz, volví...
pero ahora me amarga el pasado,
quiero olvidar lo sabido
pero no debo,
no quiero olvidar lo aprendido.
Ahora te observo,
veo lo que no vi,
cada día te dejo un poquito,
cada día me echas de más.
Sola, contigo y sola
soy una simple espectadora
de mi vida, de tu vida.
En mis pies los cristales rotos de mis sueños,
debajo los tuyos mi sueño,
devuélvemelo quizás alguien
lo quiera compartir conmigo.
Cada día que pasa
me despido un poquito,
cada día que pasa
me voy despacito,
Cada día que pasa
echas de menos tu vida
no comprometida.

Lo intenté pero no sé

Me dijeron que escribiera
sobre mariposas y amaneceres,
me dijeron que escribiera
sobre cantos y risas.
Lo siento no puedo,
lo siento no debo.
Lo más cercano a una mariposa
es la polilla que revolotea,
se posa en una sana madera,
abandona ahí sus crías
que deboran, pudren
y enferman la sana madera.
Lo mas cercano a un amanecer
es cuando veo salir el sol
entre las negras nubes de tormenta

que lo vuelven a cubrir con su espeso manto.

Lo más cercano a cantos y risas

son los gritos de ira

al compás de una melodía estridente.

Me pidieron tantas cosas....

lo siento no puede ser,

lo intenté pero no sé....

Nada que decir

No tengo palabras, ya no me quedan.
No diré nada, el silencio reinará.
No pensaré, no pensaré
pero sí recordaré
y no olvidaré.
Recuerdo sólo mentiras
expulsadas de tu hocico,
de miradas impías,
de falsas sonrisas...
No diré nada, me callaré.
Me quedaré sentada
como aquella arpa
en una esquina olvidada.
Seré espectadora de la vida
en vez de protagonista de ella misma.
No me preguntes más,
no te diré más.
El tiempo pasará a mi lado,
dejaré que se vaya
es sólo mi pasado,
no quiero nada de lo que me diga...
Me quedaré sentada,
de mi misma olvidada,
con una sonrisa esbozada en mi cara.

No quiere

Miro atrás, quiero ver pero no veo nada, sólo al frente, sólo hacia delante vislumbro una tenue luz que veo borrosa a lo lejos.
Miro hacia abajo, algo me atrapa y me hunde en el oscuro líquido amniótico, me dejo hundir, me hundo con mis manos izadas, mis cabellos ondeando y mis apagados ojos abiertos.
De repente algo atrapa mi mano. Ya no me hundo, sumergida en aquel gélido líquido, el silencio atronador ensordece mi alma. El ángel caído susurra a mi oído que me quede, que no salga, que ya no hay nada para mí, casi le creo, le creí... Alcé la vista para despedirme de la borrosa luz, allí estaba esperando mi dulce despedida, mis labios se abrieron lentamente intentando susurrar un Adiós, pero no dijeron nada, no quisieron decir nada. Mis lágrimas se mezclaban con aquel fluido que me envolvía, no quería hundirme más pero tampoco llegar a la superficie, sabía lo que me iba a encontrar lo mismo que me tiró y volvería a empezar.
No quiero subir, no me hagas subir, no quiero hundirme, no me hundas, dejazme aquí, en medio de la nada donde la nada lo es todo, envuelta en un gélido líquido que hace que mis cabellos bailen al son del silencio y mis ropas le sigan el compás.
Mis apagados ojos abiertos se cierran, ya no tengo frío.
Ahora me veo suspendida en la nada, era lo que tenía que ser, ya no lloraré más. Me alejo, la dejo allí, ya no soy yo.
Ya no la subáis, ya no soy yo, es un cuerpo vacío, hueco y frío.

Se quiere ir

Se paró todo, no se movía nada
pero fue sólo un engaño,
me engañó, me fié, me relajé.
En un descuido quiso escapar
no le dejé, lloré
no entendía el porqué
de sus ansias de marchar,
lo agarré, estoy bien le dije
pero por qué,
le pregunté entre lágrimas incrédulas,
por qué se quería ir,
pero no le dejé.
Mi corazón debe aprender
a no querer.
Mi corazón debe aprender
a nunca abandonarme,
debe aprender
que no lo puede volver hacer.
Quiso irse de mi pecho
en busca de otro mejor
en donde pudiese crecer.
Pero yo lo agarré,
tiene que aprender...
Tiene que aprender
que vivir no es amar,
que amar no es vivir.
Se quiere ir
pero nunca le dejaré,
es el único que tengo
y tiene que aprender
a no querer.