Boca envenenada con tus enclenques palabras,
no te escucho ni quiero hacerlo,
ya me ha llegado.
Hablarás y seguirás hablando pero no pienso escucharte,
ya me ha llegado.
Paupérrima empatía de la que haces gala.
Qué habrá en tu ombligo que tanto admiras,
levanta la cabeza y empieza a comer tus miserias
que esperan, esperan y esperarán
a que abras tu mísera boca
para convertirte en un simple animal rumiante.
No me alegro de tus males,
no me alegro de tus penas
pero ya no me das pena.
Ten cuidado o caerás de tu trono de naipes
rebozándote en los fluídos secretales
expulsados por tus impúdicos poros.
Ya está, ya pasó todo
cuando hagas sin pedir nada a cambio,
cuando hagas y no lo eches en cara,
volveré a escuchar
tus miserias de rumiante.
martes, 17 de junio de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
fiuuu, no quiero ni pensar de quien vá este. Mecá.
buff
no quiero pensar quien ha podido equivocarse de persona...
no me gustaria ser ese individuo...
Publicar un comentario