lunes, 2 de junio de 2008

Una historia que es un recuerdo

Recuerdo una historia, una historia que es un recuerdo. Cuando pienso en ella, la imagino en blanco y negro, una historia de amor que no tuvo un final de cuento de hadas, tuvo un final real como la vida misma, que te da y te quita sin pedirte permiso.
Todo sucedió hace mucho tiempo, en un lugar que está muy lejos de aquí, dos personas se enamoraron. Pertenecían a mundos diferentes pero se enamoraron, lucharon por su amor, todo estaba en contra, les dijeron que no íba a funcionar que Ella no le merecía a Él, que se merecía una princesa, pero su princesa era Ella. No les importó lo que dijeran y se casaron, por esto, Él lo perdió todo, no le importó porque la tenía a Ella, su princesa.
La familia de Él la maldijo por haberles robado a su principe, no entendieron por que una plebeya, una simple bailarina pudo robarle el corazón a su niño, la familia pensaba que Ella había utilizado malas artes para embrujarlo y lo perdieron.
Ellos se fueron a vivir al país de Ella, el país de la alegría y el sol, tuvieron momentos felices, Él nunca se arrepintió de haber perdido todo por su amor, un amor que cada día que pasaba se hacía más fuerte y más bonito, pero la felicidad no es eterna.
Pasó el tiempo, quizás no fue mucho, Ella cayó enferma y murió, Él quedó solo y su amor murió con ella.
Tras la muerte de su amor, tuvo que cuidar a sus hijos, pero no era lo mismo Ella no estaba para ayudarlo ya no tenía su bonita sonrisa para animarlo tras una jornada agotadora, Él había vivido el éxito, el amor y la felicidad a su lado pero ya no estaba para ayudarle, la maldijo por haberlo dejado solo, por abandonarlo....
La soledad envejeció su rostro y se volvió a casar pero no era Ella, no era su princesa aquella que cuando entraba en un sitio todo el mundo la miraba porque iluminaba el lugar, no era aquella que cuando sonreía lo hacía con el alma. La otra era diferente se creía una princesa.
Esta no trataba bien a los hijos de Ella y Él, y todo fue mal. Aquellos momentos de luz y felicidad se conviertieron en tristeza y amargura hasta que Él volvió a ser feliz, cuando se reunió con Ella, su amor, su princesa.
Esta historia es un recuerdo que me han contado desde pequeña, siempre me la imagino en blanco y negro con un final real no de cuentos de hadas.

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